Una de las cuestiones que tradicionalmente suele suscitar un mayor temor durante el vuelo es el surgimiento de turbulencias en el trayecto y que estas pueden darse, en gran parte de los casos, sin previo aviso. Por ello, en estas líneas nos centraremos en conocer el fenómeno de las turbulencias y sus causas, con el objetivo de que ello nos sirva como elemento tranquilizador de cara al futuro.
¿A quién no le ha ocurrido que en una ruta que no tiene por qué ser un trayecto largo, como, por ejemplo, los vuelos a Londres, haya experimentado turbulencias? Las turbulencias consisten en el movimiento del aire, que normalmente se manifiesta de manera inesperada y que muchas veces, cuando el cielo está claro, es imperceptible al ojo humano.
Estos movimientos inesperados del aire pueden producirse como consecuencia de diversos factores, relacionados con las condiciones climatológicas: la presión atmosférica, motores a reacción pasando a corta distancia de la situación actual de la aeronave, la existencia de masas y frentes de aire frío o caliente, así como el surgimiento de tormentas o la existencia de estribaciones montañosas.
Generalmente, es más frecuente encontrar turbulencias cuando el avión vuela a gran altura, por lo que es menor la probabilidad de sufrir este tipo de imprevistos en vuelos a Ibiza que en vuelos baratos a Paris, por ejemplo.
Existen problemas varios derivados de las turbulencias en pleno vuelo. El más importante de ellos es que este fenómeno atmosférico se ha convertido en la primera causa de heridas entre pasajeros y tripulantes, sobre todo cuando las turbulencias se producen mientras los pasajeros se desplazan por la cabina del aparato.
Además, algunos de los hándicaps de este movimiento de aire son que, normalmente, las turbulencias se notan más en la cabina de pasajeros que en el habitáculo donde se encuentran los pilotos, en ocasiones son imposibles de predecir y se producen cuando no hay nubes.
Algunas estadísticas relacionadas con las turbulencias: entre los años 1981 y 1997, las grandes compañías aéreas sufrieron 342 casos de turbulencias, en los cuales murieron 3 pasajeros (dos de ellos viajaban sin cinturón) y resultaron heridas graves un total de 80 personas, de las que 73 no llevaban cinturón de seguridad puesto.