Internet nos ha abierto las puertas a un abanico de posibilidades que no tiene fin. Ahora, casi todas las acciones cotidianas de nuestra vida diaria podemos realizarlas y llevarlas a término a través de la web. Desde luego, esto supone una gran ventaja para todos nosotros, incluso para aquellos que un principio eran un tanto más reacios a dejarse conquistar por el mundo de la informática. Me viene a la cabeza, por ejemplo, lo muchísimo que le costó a los miembros menos jóvenes de mi familia, y a otros conocidos, aceptar todas las magníficas oportunidades que nos brinda ese gran conocido que es Internet.
Pues ahora que disponemos de ello, lo que no podemos es echarnos atrás y no utilizarlo, sobre todo cuando se refiere a ciertas actividades que nos facilitan la vida de una forma muy notable. La verdad es que, personalmente, las primeras compras que realicé por Internet fue la de vuelos a otros países, y desde que comprobé lo cómodo que era no moverse de casa para ir a la agencia y que los resultados eran incluso mejores, me afinqué completamente a la compra electrónica. De los vuelos pasé a los libros: es muy fácil consultar un catálogo, comprobar los precios, ver si te interesa o no, y hacer clic en comprar. Al cabo de unos días, tengo mis ejemplares en casa. La última de mis compras fue la entrada para asistir a un concierto. Lo cierto es que, al principio, no acababa de tenerlas todas conmigo, pero una vez más comprobé que Internet tiene infinitas ventajas. Me confieso reincidente y es que en entradas Joaquín Sabina me hice con mis pases para ver al cantautor. Hazte de los míos y compra entradas con la comodidad y flexibilidad que Internet ofrece. Yo ya he repetido.