En todas las obras donde los trabajadores operan con cuerdas, van provistos de un arnés que a su vez consta de diferentes dispositivos que le permiten maniobrar y les proporciona la seguridad necesaria, y por supuesto tiene un mecanismo de conexión con el sistema que da origen al operativo. Pero hay dos elementos principales a tener en cuenta en el desarrollo de estos trabajos verticales, el riesgo de caída en altura y el riesgo de trastornos músculo esqueléticos debidos fundamentalmente a las posturas forzadas.
Y éstos a su vez pueden verse agravados por la exposición a los agentes climáticos como sol, viento, frío y otros. Pero además de los riesgos del propio trabajador, estas labores contemplan, dentro del capítulo seguridad, el riesgo para el resto de personas que pueda permanecer en la zona. Y es que la seguridad de los transeúntes también se contempla en el reglamento, ya que la caída de objetos suele ser bastante frecuente y puede ocasionar daños graves.
La normativa que las regula tiene también presentes riesgos de choque contra objetos inmóviles, golpes y cortes por objetos y herramientas, caída de objetos por derrumbamiento o desplomes e inevitablemente el estrés que supone realizar trabajos en suspensión para labores de rehabilitacion de fachadas, entre otras. Por todo esto, las empresas del sector presentan a sus clientes la certeza y confirmación de que sus obras conllevan los requisitos necesarios para su total ejecución con eficacia.
Sin embargo, no sólo se llevan a cabo en suspensión de cuerdas sino que las modernas técnicas se amplían con la instalación de trenes verticales eléctricos, un método seguro de transportar en altura materiales y pesos que de otra manera sólo se harían con grúas. Ya que el operario que funciona mediante descuelgue en cuerdas, tiene que recurrir forzosamente a la entrega o recogida de materiales, bien sea por la ayuda de otro operario o mediante tiempos destinados a tal fin. Ya que no dispone de más espacio en su silla de trabajo.
Como es lógico pensar, la contratación de dichos trabajos verticales supone un presupuesto más elevado que el de las típicas obras dadas sus especiales características, pero algunas de ellas lo hacen imprescindibles. Por ello conviene contratar a una empresa con gran trayectoria y reputación demostrable, para cerciorar así los resultados de las labores y la legalidad en la ejecución de las mismas en cuanto a posibles riesgos que pueden incurrir.