Preguntas y respuestas: el ansia de conocimiento

por | 27 de julio de 2011

La vida está llena de preguntas y respuestas pero no siempre coinciden. Tal vez la pregunta que nos hacemos y la respuesta que conseguimos no tengan nada que ver. Quizás la segunda sea válida pero para responder otra pregunta que no hemos hecho y que ni tan siquiera queremos saber.

En ese afán de descubrir, de búsqueda de conocimiento, el ser humano ha ido creando formas de almacenamiento de la información, métodos de compilar y de búsqueda de todo el saber.

Hasta que en nuestros días convivimos en plena simbiosis con la última (hasta el momento) de las formas de búsqueda y almacenamiento, como es internet y la ingente información que tiene almacenada.

Pero no nos damos cuenta de que todo ese conocimiento que encontramos en la red, en la nube como lo llaman algunos, ha sido generado por personas. Cuando buscamos algo en algún buscador, la información que nos devuelve proviene de una persona que ha escrito un artículo en un blog, o una noticia en una web o que simplemente ha participado en un foro.

Si hace 3.000 años las historias pasaban vía oral de generación en generación, y luego quedaban estampadas en las hojas de un libro, ahora se almacenan virtualmente, pero en todos esos casos siguen siendo los seres humanos los que se plantean las preguntas y los que ofrecen las respuestas. Cambia el cómo pero no el quién.

Nuestra infinita ansia de conocimiento es lo que hace que exista la información. Si nadie se preguntara nada, no habría respuestas que dar.

Afortunadamente para nosotros, los que preguntamos y los que respondemos (todos estamos alguna vez en uno u otro bando), la red de información es cada vez más extensa y accesible. Internet ha ampliado nuestro mundo. Incluso existen webs que se dedican en exclusiva a facilitar que sus usuarios planteen sus preguntas y sus respuestas. Todo para saciar nuestra sed de conocimiento.