La maquinaria sigue en marcha

por | 2 de febrero de 2011

En períodos de vacas flacas, lo primero es no rendirse y buscar soluciones distintas que nos permitan proseguir a flote mientras dura la marea. Las opciones son diferentes y hay para todos los gustos, pero hay que saber elegir la que más nos conviene a nosotros.

Tanto si somos jóvenes como si ya no lo somos tanto, siempre estamos a tiempo para formarnos. Nunca es tarde para aprender lenguas o realizar cursos atractivos ya que, aparte de abrirte alternativas al mundo laboral, te proporciona un distracción extra y conocimientos nuevos.

A pesar de esto, una de las alternativas más demandadas actualmente son los cursos de formacion profesional. No sólo dan conocimientos prácticos para ser productivo en un oficio, sino que además dan la posibilidad de llevar a cabo prácticas profesionales en diferentes compañías. Por eso es una buena solución para los jóvenes que no quieren realizar estudios superiores, o para aquellas personas que quieren mudar de ámbito profesional y formarse en algo totalmente distinto.

Hoy día hay multitud de escuelas y centros formativos que imparten esta clase de formaciones, todos ellos oficiales y regulados por el Ministerio de Educación. Vale la pena, no obstante, informarse de si hay alguna especificidad propia en cada una de las Comunidades Autónomas.

Otra adecuada opción es iniciar un negocio. Actualmente hay muchas iniciativas y centros que apoyan a los individuos emprendedores. A menudo, de una idea simple pero bien organizada, puede surgir un trabajo próspero y atractivo. Sólo es cuestión de proponérselo y buscar la financiación necesaria. Es fundamental incrementar la creatividad y trabajar mucho en la idea para conseguir un proyecto atractivo.

En definitiva, a pesar de los problemas que nos ha traído esta crisis, todavía existen alternativas. Es nuestro deber explorarlas todas y realizar la que mejor se ajuste a nuestra situación, procurando no decaer en el intento. De nosotros depende levantar el país porque, como ya hemos visto, el Estado del bienestar no siempre se preocupa de nuestra supervivencia.