EL CRECIENTE MOVIMIENTO INMIGRANTE Y LAS TELECOMUNICACIONES

por | 28 de junio de 2010

Se han escrito innumerables artículos, e incluso Libros, sobre el carácter indestructible de una amistad verdadera; es indiscutiblemente cierto que nada puede destruirla, pero lo es también que ante ausencia de comunicación frecuente esta se enfría al no existir el conocimiento actualizado de las pequeñas cosas del día a día que nos dan tristezas o alegrías.

Somos afortunados al disponer de las enormes ventajas de Internet con sus enormes posibilidades como: el “Chat”, las redes sociales y muchas otras. Pese a lo anterior, creo que nada reemplaza la comunicación verbal, casual y espontánea e incluso inesperada que brinda el teléfono con sus también enormes posibilidades modernas de movilidad y disponibilidad.

Quién no siente enorme alegría al recibir la llamada de un amigo o de un familiar para simplemente contarle de un pequeño éxito que acaba de obtener, de una buena noticia que acaba de recibir del médico, de una promoción que parece le será otorgada, en fin de cosas aparentemente insignificantes que en el momento quiere compartir y disfrutar conjuntamente con ese ser querido cercano a su corazón pero distante físicamente.

Cuántas veces estando lejos quisiéramos fervientemente poder compartir con seres queridos pequeñas cosas que nos acaban de ocurrir, independientemente de su naturaleza, y desearíamos poder hablar con ellos para oír sus opiniones, comentarios, voz de aliento y si es el caso solidaridad.

Creo que a todos los que salimos de nuestro país siendo ya adultos y que aún vivimos fuera de el, al regresar para tomar vacaciones o visitar familiares y amigos nos ha ocurrido algo similar a lo que describo a continuación. Los primeros encuentros están cargados de enorme emoción y el tema obligado de conversación gira a referirnos mutuamente cosas nuevas que nos han ocurrido, a asuntos interesantes que han pasado y a características de vida en cada lugar, en general a cosas nuevas.

Luego acordamos encuentros frecuentes como los que teníamos antes y que duraban largas horas. En esos encuentros nos damos cuenta que el tema del pasado se agota rápidamente y que existe un vacío de cosas en común. Mucho de lo que me cuentan no me interesa y mucho de lo que contamos no interesa a mi amigo o familiar. Es claro que las amistades disfrutan compartiendo lo que les es común y poco de lo nuevo que tenemos para contar, puede llegar a serlo.

Comentamos antes la gran suerte que tenemos de vivir en la época actual en la que, gracias a las telecomunicaciones, apoyadas en Satélites, Internet, Celulares, etc, además de otros miles avances tecnológicos, facilitan nuestra vida y nos permiten reducir las distancias incrementando con ello nuestra habilidad de estar cerca emocionalmente aún cuando existan grandes distancias geográficas.

Otra característica de nuestra época es la enorme movilidad y facilidad de desplazamiento de individuos y familias. Se estima que al final del siglo 20, el número de familias que voluntariamente residía fuera de sus países de origen superaba el no despreciable número de 25 Millones y que este número se incrementará anualmente en un porcentaje cercano al 4%. Este valor no incluye desplazamiento forzoso por guerras o catástrofes naturales.

Por todo lo anterior, las telecomunicaciones continuarán ocupando un lugar preponderante en nuestras vidas y reforzarán indudablemente, para nuestro beneficio, el componente Voz a Voz, generando múltiples alternativas a precios cada vez más competitivos y al alcance de más y más personas.