Aplicaciones del oro

por | 4 de agosto de 2010

Más allá de la elaboración de joyas, el oro tiene un sinfín de aplicaciones que la mayoría desconocemos. Su conductividad eléctrica y su resistencia a la oxidación le han posicionado en un lugar privilegiado en el mundo de la técnica y de las telecomunicaciones. No es inusual tampoco, por ejemplo, ver oro en los dientes. Sus características, aleadas con el mercurio, son ideales para los empastes. De la misma manera, las nanopartículas de oro tienen buena acogida y múltiples aplicaciones en el terreno médico y biológico. Combatir el cáncer, la tiroides, el reuma o la artritis son algunas de sus finalidades. Su uso en la fotografía, en los microscopios y en el recubrimiento de satélites es, igualmente, esencial. Es sabido, también, que el oro en las competiciones corresponde al ganador, al atleta con más reputación. Incluso contienen oro las flautas traveseras, para que puedan calentarse más rápido y puedan ofrecer un sonido más agradable. Todo esto, sin dejar de lado el gran papel que ha jugado el oro a lo largo de la historia, como por ejemplo, entre los alquimistas y entre los comerciantes. Comprar oro para convertirlo en la piedra filosofal que prometía la vida eterna ha sido labor de muchos químicos desde tiempos inmemoriales, pero sobre todo, en la Edad Media. Tanto traficar como vender oro ha significado par miles de comerciantes su tarea vital. Hace falta remarcar, asimismo, la importancia de este metal como fuente de inversión y negocio tanto ahora como en la antiguedad.