El rótulo es la primera impresión que un cliente se lleva de un negocio. Una inmejorable tarjeta de visita que adelanta no sólo qué producto ofrece la empresa, sino aspectos tan sutiles como el público objetivo al que va dirigido. En los últimos años, la creatividad se apoya en las nuevas tecnologías y convierte a la rotulación en un nuevo concepto de arte urbano.
Rótulo corporeo
Desde hace unos años, sin embargo, el rótulo ha experimentado una clara evolución. Ahora el fin no es tan sólo comunicar qué producto o servicio se comercializa, sino que se trabaja con el objetivo de captar nuevos clientes, y para ello, los empresarios utilizan toda la tecnología y creatividad a su alcance. Surgen así los rótulos publicitarios con animaciones, las letras corpóreas con efectos, las banderolas con diseños exclusivos o la rotulación con señales luminosas persuasivas de compra.
También se juega con los materiales, ya que no se provoca el mismo efecto con leds que con flechas de neón, plafones retroiluminados, placas de metacrilato, impresiones digitales sobre panaflex, lona o duratrans, vinilo o vinilo glacé, que simula cristal tratado al ácido mediante colores sólidos o cuatricomía.
En ocasiones se juega con el tamaño, utilizando, por ejemplo, rótulos de gran formato, que se colocan encima de los edificios, o monolitos de gran altura, que normalmente muestran el logotipo de una compañía transfiriendo un inequívoco concepto de solidez empresarial. Las cruces de las farmacias, las gafas que representan una óptica, los brillos que desprenden las fachadas de algunas discotecas, los coches rotulados o los negocios cuya decoración se basa en el vinilo son claros ejemplos de que la rotulación se adapta a las características de cada negocio.
El objetivo es diferenciarse de la competencia y darse a conocer, por lo que hay un rótulo para cada necesidad y una solución para cada demanda. La creatividad y el apoyo tecnológico parece no haber llegado a su cima, y hoy en día la tecnología led, por ejemplo, detecta la luz ambiente para adaptar su propia potencia, mientras que la comunicación bluetooth permite gestionar la actividad de los rótulos.
La rotulación otorga identidad propia a una determinada plaza, calle o barrio. En Madrid se han protegido legalmente rótulos como el del Tío Pepe en La Puerta del Sol o el de Schweppes en la Gran Vía, al ser considerados símbolos artísticos. Y en Miami, el barrio Art Decó, con sus características luces de neón en las fachadas, es visitado como un museo más al aire libre. ¿Alguien duda que estamos ante un nuevo concepto de arte urbano?
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