Nos encontramos en una situación y época, caracterizadas por una crisis económica bastante acentuada y que ha ido incrementando la preocupación y la desconfianza ciudadana, dónde los recambios usados que proceden de los desguaces son una muy buena opción a tener en cuenta a la hora de poner a punto nuestro vehículo.
En ocasiones se genera cierta desconfianza a la hora de adquirir piezas mecánicas de recambio en el desguace, y sobretodo aquellas que tienen un precio más elevado, como por ejemplo los motores. Pero para quien haya sido participe de esa desconfianza debe saber en primer lugar, que cada uno de los motores que entran en el desguace son debidamente revisados, lo que permite realizar una valoración global de su estado. De esta valoración es de dónde se extraen los resultados que permiten conocer el destino del motor que se ha analizado. Se obtendrán pues motores en un estado óptimo y que son aptos para la venta, garantizando siempre su funcionamiento, motores que por diversos motivos no puedan ser reutilizados, y motores que tras un rectificado podrán ser garantizados y reutilizados.
Para realizar el rectificado de motores se utiliza una maquinaria específica y diseñada para trabajar con la distintas piezas del vehiculo. Las piezas que forman conjuntamente el motor, están sometidas a desgastes y deformaciones. Esto se debe al rozamiento que se produce entre piezas y al calor extremo que tienen que soportar. Para poder corregir estos desgates y deformaciones se utiliza la técnica del rectificado, dónde se mecanizan las piezas, hasta igualar las superficies de contacto y darles un acabado que disminuya el rozamiento y favorezca que se lubriquen los órganos en movimiento.
Bastantes usuarios estudian la posibilidad de sustituir el vehiculo cuando las reparaciones necesarias ascienden a costes elevados. No obstante, es importante saber que existe una posibilidad real de proceder a una renovación parcial de alguno de los elementos del motor o incluso de todo el conjunto, por mucho menos de lo imaginable.