Opositar es siempre una buena opción

por | 1 de marzo de 2011
A pesar de que los funcionarios también han visto reducido su sueldo, su empleo es uno de los más codiciados y apreciados. Hay una idea general de que siendo administrativo del estado se vive maravillosamente bien, ya sea por el sueldo como por la distribución de las tareas. Pese a esto, es preciso llevar a cabo una serie de cursos preparatorios y pasar las pruebas.

La cantidad de academias de oposiciones ha ido en aumento estos últimos tiempos. Los tests son complicados y examinan cuestiones bastante complicadas y, en consecuencia, tener el apoyo o la guía de un entendido resulta de gran ayuda. Además, algunas oposiciones precisan de una preparación física, como las de agentes de la autoridad y bomberos, así como superar una serie de tests psicológicos.

El tiempo que hay que dedicar para unas oposiciones ronda los, como mínimo, 2 años, a pesar de que también hay unas pocas que se alargan hasta los 4 años o más (según el alumno y las plazas vacantes). Muchas veces, supone irse de la ciudad y desplazarse a otra comarca, teniendo que despedirse de sus familiares y camaradas. A parte de esto, esto suele darse sólo unos meses, teniendo la posibilidad de pedir un traslado en el futuro. En principio, no se precisa mucho más que la educación elemental, ser residente legal del país y ser mayor de 18 años para iniciarse en el proceso, si bien todo depende del tipo de plaza para la que se prepare.

El sudor necerario es enorme, no sólo a nivel educativo (estudiar puede convertirse en un trabajo costoso si hace tiempo que no se realiza), sino también en cuanto a la inversión económica. Prepararse para unas oposiciones requiere tener una disposición para estudiar casi a tiempo completo, del mismo modo que se estudia en la universidad y, por este motivo, es necesario tener un buen respaldo económico.

En cualquier caso, si las condiciones siguen como hasta ahora, las academias de oposiciones tienen cuerda para rato. Y es que, tal y como está todo, no hay regalo más preciado que tener asegurado un empleo para toda nuestra vida laboral.