Hace miles de años, en los tiempos remotos los nómadas cambiaban el lugar de su asentamiento caminando de un sitio al otro. Ya que en estos tiempos no existían todavía las empresas de mudanzas para trasladar sus enseres, los nómadas cargaban todos sus enseres en la espalada. Después, una vez domesticados los animales, los traslados los hacían al lomo del caballo. Cuando ya empezaron a surgir los asentamientos fijos y ciudades, por primera vez empezó a surgir la necesidad de trasladar los enseres de una ciudad a la otra. La gente pobre, cuando tenía que cambiar de sitio, cargaba todos sus enseres al saco y se lo llevaban todo en brazos. Pero la gente adinerada solía tener muebles, ropas y vajillas de valor. Pero no buscaban una empresa de mudanzas para su traslado ya que los que hacían la mudanza eran sus sirvientes. Ellos eran los que cargaban los muebles y cestas repletas de vajilla a los carromatos para trasladarlos a su nuevo destino.
Se considera que la necesidad los servicios de mudanzas apareció en el siglo XIX. En aquel siglo las familias burguesas ya empezaron a tener la necesidad de trasladar su vivienda a su nuevo domicilio, pero ya no disponían de tantos sirvientes como los señores feudales en los siglos medios. En aquella época aparecieron los primeros cocheros que ofrecían un servicio de traslado de muebles como uno de sus servicios habituales de transportista de mercancías.
Las primeras mudanzas eran muy rudimentarias. Los muebles no se desmontaban como hoy en día, por lo cual los muebles más grandes, los que no se podían sacar por la ventana, se quedaban para siempre en el piso. Lo muebles más manejables, como camas, cómodas, armarios pequeños o muebles de cocina se bajaban a la calle por escalera o por la ventana. En aquellos tiempos no existían las poleas, por lo cual los muebles grandes y objetos pesados se bajaban por la ventana con cuerdas a pulso.
Ya en la calle los muebles se cargaban al carro y se llevaban al nuevo destino. Se solían proteger contra los golpes y ralladuras con la ropa del cliente: con las mantas, sábanas y vestidos. De esta forma no solamente se trasladaban los muebles, pero también la ropa que servía de protección para el mobiliario. Los enseres más pequeños se cargaban en cestas de mimbre. Para proteger objetos frágiles contra la rotura, las cestas se rellenaban con paja o con virutas de madera. Con el tiempo aparecieron los cofres de mimbre de diversos tamaños, adaptados para un tipo de enseres específico. Se puede decir que a partir de este momento nacen las primeras empresas especializadas en este tipo de servicios que con el tiempo llevarán el nombre de una empresa de mudanzas.
Adam A. Skrudlik, CEO en los portales: Empresa De Mudanzas y Pulidor De Suelos
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