Las copas menstruales

por | 19 de diciembre de 2014

Las copas menstruales son un estupendo sustituto a los tampones y compresas convencionales, son un revolucionario método de higiene femenina que se está haciendo cada vez más popular.

La copa menstrual es, como su propio nombre indica, un pequeño recipiente en forma de copa que se introduce en la vagina en los días del periodo y recoge el flujo menstrual para su posterior expulsión. Están  fabricadas con silicona de calidad médica muy flexible y suave. Son completamente hipoalergénicas por lo que las pueden usar todas las mujeres, incluso las que tienen alergia a los tampones, por ejemplo. Es una alternativa segura para la piel.

Al parecer se tiene constancia de que la primera patente de la copa menstrual se remonta a 1932, seguida por la llamada Tass-etter, que se fabricaba de caucho. Tras las escasas ventas de estas copas hubo un parón en su fabricación, pese a ello siguieron surgiendo patentes hasta 1950. Por culpa de la falta de látex, en 1963 dejaron de venderse, ya que eran demasiado rígidas, grandes y pesadas e incomodaban a las mujeres de aquella época. No fue hasta 1987 en Estados Unidos cuando surgieron las copas de dos tamaños, llamada The Keeper hecha completamente de látex.

Actualmente existen hasta de 4 tamaños diferentes (S,M,L y XL), dependiendo de las condiciones físicas de cada chica, y se fabrican de plástico quirúrgico o silicona.

Gracias a sus numerosas ventajas las copas se están convirtiendo en el sustituto ideal de los anteriores métodos de higiene femenina, aumentando así sus ventas en todo el mundo.

Pero, ¿qué diferencias existen entre las copas y las compresas y tampones?

Las copas son reutilizables. Una vez que la limpias puedes volverla a poner, duran casi 10 años. Sin embargo, los tampones y las compresas son desechables y de un solo uso. De esta manera, las copas se vuelven también más económicas, no tendrás que comprar otra cada mes, te basta con una.

Con las copas no corres el riesgo de padecer síndrome de shock tóxico (SST), causado por una toxina que producen bacterias alojadas en el flujo menstrual. Aunque este síndrome se relacionaba con el uso del tampón, hoy en día menos de la mitad de los casos de SST son causados por este producto.

Son muy sencillas de poner y quitar. Al ser tan flexibles, las copas no molestan, se sostienen en las paredes vaginales cómodamente y evitan los escapes. La mejor manera de introducirlas es doblándolas a la mitad, ya que dentro se abrirán y no notarás que la llevas puesta. Son muy discretas ya que quedan alojadas completamente dentro de la vagina, no tienen cordones como los tampones.

Gracias al confort que nos proporcionan, podremos practicar deporte, ir a la sauna, a la playa, a la piscina, etc. sin problema. Incluso podremos practicar sexo sin que nuestra pareja note que la llevamos.

Se quitan igual de fácil que se ponen: introduces dos dedos y tiras de ella con cuidado. Este trabajo te lo facilita el “tubito” o anilla que incorporan en la base. Después no tienes más que darle la vuelta y el contenido se verterá en el inodoro o lavabo.

Siempre antes de ponerte y quitarte la copa lávate bien las manos.

Tras cada menstruación, tendrás que esterilizar tu copa para guardarla hasta el siguiente periodo. Esto es muy sencillo y puedes hacerlo de varias maneras: hirviendo tu copa durante 20 minutos en un cazo con agua, metiendo tu copa en un recipiente con agua en el microondas o con los contenedores y bolsas esterilizadoras que se venden.