El mundo de las casas de apuestas siempre ha sido muy popular en países como Gran Bretaña o Estados Unidos. Gracias al auge de internet, y sobre todo por la facilidad que esto supone, ya que se pueden realizar tanto las apuestas como el ingreso de dinero desde el propio domicilio, se están expandiendo por todo el mundo.
En la mayoría de las casas de apuestas puedes apostar a los deportes más conocidos aunque también hay deportes menos practicados tales como squash, cricquet, snooker, etc. incluso sobre eventos sociales (sobre todo elecciones de distintos países). Uno de los mayores atractivos son las apuestas en vivo, más conocidas como “Live”. En ellas, se pueden realizar apuestas de última hora en función de cómo va variando el marcador del partido en cuestión. Sin duda alguna, esas apuestas deportivas suponen un gran entretenimiento ya que te mantienen en tensión hasta el último minuto y más si está jugando tu propio equipo.
El método para comenzar a apostar es muy sencillo. Primero hay que realizar un ingreso en nuestra cuenta. Para ello se ofrecen numerosas formas de realizarlo: transferencia bancaria, tarjeta de crédito, tarjetas prepago como paysafecard, ukash, etc. La gran ventaja es que la mayoría de las casas de apuestas ofrecen promociones con el primer ingreso y, de esta forma, vemos aumentado de forma instantánea nuestro saldo.
Una vez tengamos saldo en nuestra cuenta, escogemos a lo que queremos apostar. Siempre recomiendan los más expertos que se empiece apostando sobre deportes que más o menos dominamos porque así las posibilidades de acertar son mayores. Hay que fijarse muy bien en las cotizaciones, es decir, lo que nos pagan si acertamos en la apuesta. Normalmente hay que buscar buenas cuotas (en mi caso siempre busco por encima de 1,5) ya que de esta forma veremos nuestro dinero incrementado más rápidamente y no lo arriesgamos con cuotas bajas.
Mi consejo es tener mucha cabeza y no apostar impulsivamente. Uno de los grandes errores de los que empiezan es que, al ganar varias apuestas seguidas, comienzan a apostar sin mucha cabeza y pueden perder todo el dinero que han ganado en un momento. Lo más recomendable es analizar los resultados anteriores, cómo están jugando últimamente, posibles lesiones, etc. para minimizar el posible fallo en la apuesta. Después … lo que la suerte disponga.