Por predicaciones cristianas se entiende, para dar una definición sencilla, el compartir palabras de vida basadas en lo que representa Dios. Hay personas que, sin embargo, desligan lo que se llama palabras de vida del plan de Dios. Las entienden como un asunto de superación personal, para ser más claros. En este pensamiento adoptado por ellas, su concepción de la vida tiene que ver con las prácticas de ciertas reglas para tratar de llevar o llevar una existencia que a su modo de ver les parece más justa o justa. Hay muchos libros al respecto, varios de ellos con consejos pertinentes, sobre relaciones con los demás, pensamiento, palabra, obra, etc.
Teniendo en cuenta lo anterior, estas personas pueden pensar que las fábulas, algunos cuentos con mensajes reflexivos, obras que analizan el comportamiento humano entre otros escritos, podrían ser consideradas como prédicas de este tipo al destacar valores. No hay que desligar el origen de la palabra cristiano o cristiana; este claramente se basa en todo lo que está expuesto en la Palabra de Dios. Y lo que está expuesto allí es de aceptación, negación o duda según el libre albedrío que tiene cada persona en su vida. No hay forma de considerar, entonces, las predicaciones cristianas si estas no están basadas en los principios bíblicos.
La definición es bien aclaratoria y, por cierto, necesaria. No tiene que ver con religión, sino con un estilo de vida. No tiene que ver con un estado anímico, sino con una actitud y un compromiso permanentes. No tiene que ver con nuestras opiniones y sentimientos, sino con lo que aprueba y desaprueba Dios. Estas afirmaciones tienen el claro objetivo de despojar al hombre natural, del que formamos parte quien ha escrito este texto y quienes lo leen del centro de la existencia, del mundo, de la vida, del universo. Lo pone en el lugar correcto como obra de Dios, hecha a su imagen y semejanza, y que Él quiere siempre prosperar y salvar.
Por esto, las predicaciones cristianas no son meras palabras. Tienen gran poder, que puede ser utilizado por cualquiera que acepte los principios expuestos por el Creador. Es un camino difícil el de su práctica, no el de escucharlas, aunque es cierto que son muchos(as) quienes no hacen ni el más mínimo esfuerzo por oírlas. Basta tan sólo aprender a aceptar la dependencia del Todopoderoso en todas las áreas de nuestra existencia.
Referencia: http://www.creelo.org/