Las personas que hace ya tiempo que se incorporaron al mundo laboral suelen tener dificultades para adaptarse a los nuevos ritmos del mercado: los contratos ya no son sinónimo de seguridad, los puestos de trabajo no son permanentes y la vida laboral se fragmenta. Muchos son los que recurren a cursos formación para reciclar sus conocimientos e intentar asegurar, de esta manera, su permanencia en la empresa.
No obstante, la gran apuesta tanto de personas experimentadas como de aquellos más jóvenes es el mundo del emprendedor: gracias a la flexibilidad que permite la formacion a distancia, muchos se aventuran a convertirse en su propio jefe en busca de un futuro laboral más prometedor, a sabiendas de que todo aquello no aprendido durante la formación académica, ya sea un ciclo de formacion profesional con Globalestrategias o una carrera universitaria, puede aprenderse en la red. En este sentido, las nuevas generaciones lo tienen mucho más fácil, ya que han crecido en un entorno digital que favorece la integración de este medio en el día a día, tanto en un sentido personal como laboral.
Por tanto, las empresas empiezan a verse en la necesidad de repasar los motivos por los que las personas querrían ligarse a ellas en vez de iniciar un proyecto propio. Nuevos incentivos, mayor flexibilidad y un papel más protagonista del trabajador serán las directrices que tendrán que seguir para adaptarse a los trabajadores del futuro, que son cada vez más conscientes de su potencial y cuentan con herramientas que les permiten exponer su talento al público.
Las viejas fórmulas están dejando de ser útiles y los contratos más flexibles, como aquellos con fecha de caducidad o los contratos de proyecto, están perdiendo importancia y valor frente a la perspectiva de que cada uno pueda ser dueño de su trabajo y recibir mayores retribuciones que con un salario fijo, sin tener que abogar por el pluriempleo.
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