Los muebles y decoración, su importancia

por | 12 de diciembre de 2011

Cuando analizamos los muebles y decoración de una casa tenemos que tener en cuenta de manera primordial su utilidad. Es decir, qué tipo de actividades vamos a realizar en ella. Y cuando hablamos de analizar no nos estamos refiriendo a los profesionales, en absoluto, sino a cualquiera que tenga una casa y quiera decorarla, comprar muebles… Es principalmente para ellos, o sea, para la mayoría de nosotros, que va dirigido el consejo.

Decíamos que tenemos que tener en cuenta el uso que le vamos a dar y, a partir de ahí, determinar el tipo de muebles y decoración que le conviene a la casa y, de rebote, a nosotros.

Si, por ejemplo, recibimos muchas visitas, nos gusta ser los anfitriones de las fiestas… Tendremos que asumir que nuestra casa debe ser cómoda para nuestras visitas. Si sabemos de sus gustos podemos adecuarnos mejor pero, como es lógico, vamos a recibir a todo tipo de gente es mejor no arriesgarse. Dependiendo de la casa, quizás convenga “guardar” un par de estancias para los invitados, para las fiestas… En las que los muebles y la decoración vayan dirigidos a la comodidad de los potenciales visitantes.

Por eso, en esas habitaciones, deberíamos olvidarnos de colores que aunque nos gusten a nosotros pueden irritar a otras personas. Es mejor no arriesgar y utilizar una decoración neutra, que priorice los espacios, asumiendo que nuestras fiestas y reuniones darán cabida a mucha gente; con pocos muebles bien seleccionados, por ejemplo un par de sofás que sean cómodos, un armario y mesa para bebidas…; de fácil acceso y bien conectadas con otras zonas como el baño o la cocina (este último punto ya para la mayor comodidad del anfitrión).

Hacer del espacio un lugar confortable y amable para los invitados debería ser uno de los principales objetivos de cualquier buen anfitrión. Si conseguimos que se sientan a gusto nada más entrar, tendremos bastante ganado para que se lo pasen bien.

Por supuesto, lo anterior no es óbice para que no nos guste a nosotros y para que, al margen de esas estancias habilitadas para “los demás”, no guardemos espacio para nosotros.

La habitación principal, la cocina o el garaje (dependiendo de nuestras aficiones y de lo grande que sea la casa) son lugares perfectos para hacerlos nuestros, un espacio en el que podamos ser nosotros mismos, sin miedo a las miradas ajenas.

En cualquier caso, antes que nada, tenemos que preguntarnos a nosotros mismos, qué es lo queremos y qué nos puede ofrecer nuestra casa para satisfacer esos deseos. Después, claro está, actuar.