Cómo ayudar a mi hijo con enfermedad celíaca.

por | 9 de diciembre de 2011

Es más que necesario apoyar a los chicos para evitar que la enfermedad celiaca influya de forma negativa en su autoestima. Evitar que se aíslen, impulsar que socialicen, que interactúen con sus pares. Nunca debe ocultarle a su hijo información sobre su situación, ni llevarlo a un plano de victimizarlo o hacerlo sentir inferior.

Es fundamental informar al niño celíaco sobre las diferencias entre su alimentación y la de los demás niños, los niños celíacos deben entender que hay cosas que pueden comer y otras que no, deben aprender a manejarse en situaciones donde estén expuestos a alimentos que no deben consumir. Asimismo es significativo informar a los otros niños de la familia o del entorno del niño con enfermedad celíaca sobre la alimentación sin gluten que lleva adelante, para que apoyen y lo ayuden a tomar decisiones acerca de lo que debe o no ingerir.

Uno de los primeros errores que pueden cometer los adultos de niños celíacos, se trata de justamente modificar la alimentación de todos los habitantes de la casa y seguir todos la dieta libre de gluten, aún no siendo celíacos, esto puede ser desfavorable, porque entonces, si el niño debe comer fuera de su hogar, no va a entender porqué su alimentación es distinta y porque no puede comer lo mismo que los demás. Siempre es mejor que el niño se acostumbre a que sus alimentos sean especiales, desde el principio, en el contexto de su hogar, donde pueden explicarles porque se les niega tal o cual vianda.

La actitud de los padres nunca debe ser de sobreprotección, ni pena y  jamás de aislamiento. Explicar a los niños que alimentos si puede comer, cuales no y que debe consultar antes de ingerir alguna comida nueva, pero sin hacerlo sentir distinto o compadecerlo. La seguridad en los niños estará en el apoyo que le den sus mayores.

Para obtener que el niño con enfermedad celíaca acepte mejor sus alimentos, se acostumbre a adaptar las recetas a sus necesidades y tome todo con mayor naturalidad, es provechoso:

  • Dejarlo ser partícipe de la elaboración de sus comidas: Con esto puede mostrarle la diferentes  harinas que utiliza en una y otra preparación, enseñarle a limpiar bien todos los instrumentos antes de preparar sus alimentos para evitar la contaminación cruzada.
  • Hacer que planee su menú: ir de compras juntos, estudiar las etiquetas junto con el, mostrarle los ingredientes que debe evitar, dejar que el elija los alimentos que quiere probar, y de esta forma comprobar si cuando usted no está cerca el sabe que puede comer;
  • Para hacer algo más simple la distinción de productos dentro del hogar, colocar etiquetas en los alimentos que el puede consumir…Idealmente que la etiqueta lleve el logo identificatorio de los alimentos sin TACC, así ya aprende que debe buscar esa insignia al comprar.
  • Contenerlo cuando quiera alguna cosa que no puede ingerir,  prometerle averiguar si se pueden hacer variantes adecuadas a su alimentación.
  • Acostumbrarse a ir a las reuniones sociales, salidas o hasta a comer afuera, con una vianda con la comida especial  para el niño: Nunca rechazar una invitación a una reunión porque el niño no puede comer lo que se va a servir allí, intentar hacer versiones adecuadas a la alimentación apropiada, de lo que se suele comer en el lugar adonde acudan. Cuando el niño se acostumbra desde pequeño a llevar su vianda, al ir creciendo lo tomará como mucho natural y no se sentirá un bicho raro.
  • No evadir los locales de comida rápida, cuando tiene otros niños que quieren ir a ellos, si no consigue un restaurante donde vendan comida adecuada a la alimentación celiaca, llevar la vianda para el niño celiaco con una versión adaptada de lo que se sirve allí (hamburguesas, pizza, etc) y sacarla sin pudor. Los que deberían avergonzarse de no tener un menú adecuado para todos son esa clase de restaurantes, no las personas celíacas. Recuerde que al llegar a la adolescencia los amigos de su hijo van a querer  ir a esos lugares y si el toma como algo natural llevar su propia vianda no tendrá vergüenza de hacerlo al crecer.
  • Enseñarle a contar su condición a los demás, de forma normal y sencilla: Enseñarle a decir educadamente “No, muchas gracias”, si le ofrezcen algo que no puede comer. Enseñarle a contestar sencillamente y sin molestarse, ni afectarse ante las insistencias de los demás a que pruebe (esto será demasiado necesario al llegar a la adolescencia)
  • Que tome con naturalidad el hecho de que tendrá que vigilar los ingredientes con que prepare sus comidas siempre y preguntar que tienen en su elaboración.