Recuerdo aquellos tiempos en donde solíamos ser chicos, bueno yo aun soy chico pues mido como 1.70, pero me refiero a la edad, y nos conformábamos jugando en nuestros tiempos libres a las escondidas, aquel juego en el que alguno contaba y todos a esconderse, o también a timbrar en una casa y salir corriendo para ver de lejos como abrían la puerta sin tener a quien recibir, ese era el deporte extremo de nuestra época, así liberábamos adrenalina.
Poco a poco la tecnología ha evolucionado, y con ella los juegos. Aun ahora hoy en día es posible encontrar a pequeños niños jugando a las escondidas, pero poco a poco esas multitudes que corrían se han ido acabando, pues están en la comodidad de sus hogares en frente de algún videojuego.
No estoy en contra de los videojuegos, así como tampoco de la evolución tecnológica pues incluso muchas veces me intereso en lo que se refiere a los juegos de video, solo pienso que poco a poco se pierde el legado de aquellos juegos al aire libre que mantuvo entretenida a tantas generaciones.
En ocasiones me sorprendo cuando veo a un niño de cinco años en frente del computador, jugando alguno de esos juegos online de internet, con una destreza y convicción. Si es un juego de guerra el ya es un teniente general consolidado en el manejo de diez mil armas diferentes, o a aquellas niñas que dejaron de pedir a sus padres muñecas reales para terminar vistiendo o maquillando a muñecas virtuales.
En alguna ocasión vi a un sobrino jugando el clásico juego de Super Mario Bros, veía como sus pequeñas manos sostenían un control que apenas y podía tener con ambas manos, manejando a un personaje italiano y llevándolo a rescatar a una princesa, derrotando enemigos y sorteando obstáculos con tanta facilidad, que creí poder hacerlo también. Luego de mucho rogar el chico accedió a dejarme jugar, me entrego el control y me dio una rápida lección. La verdad más me demore tomando el control que perdiendo, mientras aparecía un aviso en la pantalla que decía algo así como: “Game Over, insert coin or press start button”, mi sobrino me miró y pude contemplar en su mirada cierta mezcla de conformidad y decepción, pero por alguna razón no se hallaba sorprendido.
En estos tiempos es posible encontrar todo tipo de juegos de acción, estrategia, plataforma, coches e inclusive de deportes.
No puedo decir que no es divertido sentarse en frente de una consola a pasar el rato recatando a una princesa o salvando a la tierra de un ataque alienígena, pero definitivamente en muchas ocasiones prefiero sentarme a ver como alguien más juega, estudiar la temática del juego, a perder el tiempo intentando manejar un control con todos los botones que se puedan imaginar y no avanzar nunca del primer nivel.