Ciñéndonos a las inspiradoras palabras de la diseñadora Coco Chanel: “no hay una segunda oportunidad para causar una buena primera impresión”, y bien sabemos que la primera impresión es la más importante, pues perdura en el tiempo y es la más difícil de borrar, tanto si es de una persona como de una empresa.
Por ello hay que cuidar la imagen desde el principio, empezando por la recepción.
Por ello hay que cuidar cada detalle, empezando por el personal. Este debe ser cualificado y amable, ofreciendo un servicio de calidad a todos los clientes. Se debe contratar a un recepcionista con experiencia y dominio de las tareas necesarias para mantener el nivel de calidad exigido, además de comulgar con la imagen que la empresa quiere transmitir.
Por otra parte no solo se debe cuidar del personal sino también del mobiliario de oficina. Tanto la calidad como la distribución de mesas y sillas de oficina será esencial para dar la impresión adecuada.