Capitanear una empresa

por | 24 de febrero de 2011
Llegar a dirigir una empresa es la culminación de la carrera profesional de muchas personas. Por alguna razón, el hecho de liderar una compañía resulta altamente atractivo, seguramente por el confort de los horarios y los ingresos económicos que se pueden lograr.

No obstante, llevar un negocio desde arriba es una tarea ardua y laboriosa. Es necesario dedicar mucho sacrificio, tiempo y recursos económicos en formarse y prepararse para el puesto de trabajo. La mayoría de los candidatos se inician con una Licenciatura de Administración y Dirección de Empresas, para , a posteriori, llevar a cabo un Master de Gestión Empresarial o  Masters MBA.

A parte de esto, el empleo también requiere ser bilingüe o trilingüe, visión de negocio, habilidades informáticas y amabilidad en el trato. De este modo, también resulta importante el físico. A principios de 2011, se celebraba en Barcelona el XXVI Congreso Nacional de la Sociedad Española de Medicina Estética. En el congreso se mostraba un estudio sobre el tipo de pacientes que reclaman este tipo de operanciones, con especial énfasis en los varones.

Los resultados dejaban al descubierto que la cantidad de hombres de mediana edad (de 35 a 45 años) había ido en aumento. Esto era fundamentablemente palpable en los tratamientos de estética facial (lifting) y las operaciones reductoras de grasa corporal. La interpretación parecía encontrarse en el crecimiento de la competitividad entre directivos, que buscaban aumentar sus posibilidades de ascenso o éxito en la búsqueda de trabajo.

De este modo, aparentemente ser directivo precisa de muchos más elementos de los que uno podría concebir en un principio. Y es que, la sociedad en la que vivimos, se está transformando en algo ridículamente exigente. Habrá que esperar a ver cómo se desarrollan los hechos pero, por supuesto, hay que tenerlo claro antes de escoger el trabajo al que nos vamos a dedicar hasta nuestra jubilación.